jueves, 9 de diciembre de 2010

Sistemas Emergentes: Refutación del modelo emergente aplicado al comedor de la Facultad de Psicología

Mediante el análisis correspondiente al modelo de sistemas emergentes desarrollado por Steve Johnson (2003), en su obra “Sistemas emergentes: o qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software”, el presente trabajo pretende refutar la hipótesis de que la dinámica de interacción en el nuevo comedor de la Facultad de Psicología en Ciudad Universitaria, UNAM, corresponde a las características de un sistema emergente, o de una conducta emergente, y por lo tanto, no es analizable desde la perspectiva de este modelo. Johnson desarrolla distintos casos para ejemplificar sistemas cuya conducta global (macroconducta), aparentemente inteligente, se desarrolla descentralizadamente; es decir, sin un “marcapasos” que establezca, dirija o regule las conductas individuales (microconductas) para resolver distintos problemas. De acuerdo al autor, las características principales para establecer un sistema emergente son que:
1.    La macroconducta del sistema se desarrolla descentralizadamente. No existe un dispositivo central que regule la conducta de los miembros del sistema.
2.    La macroconducta del sistema es sólo evidente cuando se observa al sistema en su totalidad. Los miembros del sistema no poseen por sí mismos los lineamientos para llevar a cabo la actividad global.
3.    La macroconducta del sistema se regula por un proceso de retroalimentación local de cada uno de los miembros. Los miembros del sistema no tienen acceso a la información del estado global del mismo. No son, ni necesitan ser conscientes de dicha información para llevar a cabo las conductas particulares que en conjunto convergen en una macroconducta observable.
4.    La macroconducta se autorregula y autoorganiza mediante el establecimiento de patrones probabilísticos sobre qué deben hacer sus miembros, resultado de la retroalimentación e intercambio horizontal de información entre ellos. El establecimiento de nuevos patrones y de la resultante autoorganización del sistema produce el aprendizaje suficiente para adaptarse a las circunstancias.
Tras dos observaciones minuciosas y sistemáticas de sesenta minutos cada una (la primera realizada a las 11 h. y la segunda realizada a las 17 h.), el autor del presente trabajo logró percatarse de que a simple vista no se presenta ningún caso de conducta emergente dentro de la dinámica de interacción en el comedor. Pareciera que todos los individuos se mantienen ocupados en sus propios asuntos y las distintas agrupaciones  (en su mayoría preestablecidas antes de llegar al lugar) mantienen una interacción aislada de las demás agrupaciones. No se percibe ningún patrón aparente de conducta y cada agrupación mantiene finalidades diversas para estar ahí. Ya sea la comunicación entre pares, compra e ingesta de alimentos y bebidas, organización de labores escolares, lúdica, o alguna combinación de éstos, no existe patrón unificado de actividad emergente ni organización aparente.
A continuación, siguiendo los lineamientos del modelo emergente, estableceremos las posibles causas que impiden que la dinámica de interacción en el comedor pueda (siquiera) considerarse como candidato a presentar alguna vez conductas emergentes autoorganizadas:
·         No existe el proceso de retroalimentación necesario entre los miembros del sistema para que el flujo de información sea tal, que se puedan crear patrones probabilísticos de conducta. Principalmente, por dos razones:
1)    La interacción no ocurre de manera aleatoria, los miembros interactúan específicamente con los miembros de las agrupaciones en que se encuentran, lo cual aísla el flujo de información entre todos los miembros del comedor.
2)    La comunicación no es horizontal ni exclusivamente local, varios elementos pueden intercambiar información  simultáneamente y permanecer en contacto con todos los miembros de las agrupaciones, teniendo constante consciencia de la situación global de su agrupación.
·         La diversidad de finalidades entre los miembros y la constante entrada y salida de los mismos al comedor impide la unificación de tareas y el establecimiento de patrones de conducta compartidos que pudieran permanecer y ser transmitidos posteriormente.
A manera de conclusión, el autor quisiera postular que, a menos de que el sistema favoreciera que los miembros permanecieran el tiempo suficiente para transmitir la información, y éstos tuvieran finalidades compartidas dentro del comedor, jamás podrá presentarse patrón emergente alguno dentro del área. El área de comida de la Facultad de Psicología no coincide con el modelo de sistemas emergentes.
Referencia
Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes: o qué tienen en común hormigas, ciudades, neuronas y software. México: FCE.

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