Regreso a ustedes!
Por fin, después de tantas semanas de no escribir nada (y no he escrito nada, créanme, ni siquiera las entradas que les prometí) regreso a ustedes con varias cosas que he presenciado a lo largo del semestre. Espero que esta vez pueda dosificarlas una a una. Comienzo pues, publicando la reseña de una obra que acabo de ver hace 9 días: Desmontaje Hecho en CU. Una vez más, y para frustración mía, el post (como la mayoría de las cosas que publicaré próximamente) es una reseña, no una invitación, pues la obra ya salió de temporada. Espero dejar las reseñas de cosas que ya están muertas, o que se volvieron a dormir, y que una vez termine con las que tengo pendiente, pueda publicar más bien invitaciones. Se las dejo:
Desmontaje Hecho en CU
Tenía ganas de verla hace bastante, pero de una u otra forma siempre me quedaba con las ganas. El argumento que leí en la difusión me pareció muy interesante, saber que el elenco iba a estar conformado por alumnos y pasantes de la FFyL ayudó, y conocer el foro donde se presentaría fue decisivo. Desmontaje Hecho en CU de Alberto Villareal se presentó durante la temporada de otoño en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario.
Como a pesar de ser entrada libre, tenía cupo limitado, había que formarse desde mucho antes y a veces ni así uno alcanzaba lugar para entrar.
Sobre el escenario: al fondo, un conjunto con un chelista, un tecladista y un baterista; tenían bailarina. Al frente, varias sillas apostadas en dos hileras. En la pared sobre el conjunto se proyectaron diversos mensajes durante toda la puesta en escena.
La banda comienza a tocar, la bailarina a bailar. Es una música bastante movida. Los actores, todos jóvenes universitarios, comienzan a caminar rápidamente y a llenar sus lugares y a levantarse. Cabecean exageradamente al ritmo de la música, están muy emocionados, y parece que todos van en cámara rápida. Hay una pareja de universitarios que no va tan rápido, caminan de la mano observando a todo el público que se ha presentado, la chica arrastra un carrito que guarda varios juguetes. Entonces, la música para, y los estudiantes (interpretados por los actores) comienzan a hablar: se hace el Primer Manifiesto Oficial de los Derechos Fundamentales de los Espectadores de Teatro. Como preámbulo a la obra, los estudiantes promulgan los Derechos Fundamentales de los Espectadores de Teatro. En total, se llevan como 15 minutos en todo el preámbulo. Además, aprovechan para, por treinta segundos, expresar todo su aprecio al público, inmediatamente seguidos por cinco minutos de odio. Después, se retiran.
Como anunciaron durante el preámbulo, la obra no trata específicamente de nada. Es más como discurso (entiéndase discurso como mensaje, no como monólogo extenso y aburrido) sobre diversos elementos de la Universidad apoyado con música de fondo, coreografías teatrales, mensajes proyectados sobre la pared y, por supuesto, los diálogos de los actores, quienes en realidad casi nunca se hablan entre sí, sino se dirigen al público. El discurso abarca cuestiones como: la composición organizacional, institucional, geográfica, tipo-demográfica de la UNAM; los buenos y malos lugares para comer; historia del movimiento estudiantil del sesenta y ocho, y la situación actual de los jóvenes en el país.
Dado su carácter discursivo, no narrativo, es difícil establecer un resumen lineal de la trama. Sin embargo, trataré de detallar un poco sobre el argumento, dado que esta puesta en escena ya salió de temporada.
Preámbulo
Durante el preámbulo se estableció (a modo de broma, espero) que la obra iba dirigida no al público general en sí, sino a los padres de los estudiantes. Creo, más bien, que la intención de decir esto era causar risas entre los espectadores y criticar el hecho de que al teatro no va la sociedad sino sólo los amigos y familiares de los artistas y realizadores. Se protestó contra el hecho de que si bien, había derechos para los estudiantes, trabajadores e incluso ancianos, debería haber derechos para los espectadores, actores, para los tramoyistas, directores, productores (en estos dos últimos, creo, no hicieron buena cara), para los músicos, los bateristas, los tecladistas, los violonchelistas, las bailarinas. Colocaron una urna al frente y comenzaron a leer propuestas para establecer los derechos del público. Pasaron varias, negaron otras (por ilógicas), y casi todas las re-dirigieron a los administrativos (porque no les correspondía a los actores establecer si se podía comer dentro del escenario) [No debe hacérseme mucho caso, no recuerdo bien las propuestas. La anterior, bien podría ser un ejemplo míos que saqué de quién sabe dónde pero que ejemplifica el tipo de propuestas que fueron negadas o redirigidas]. Se hizo una rápida mención de todos los aspectos que abarcaría la obra después de anunciar que no trataría de nada y después se escuchó por parte de uno de los actores: “Tienen treinta segundos para demostrar su amor al público”. Durante todo esto, la música de la banda fue alegre e incluso solemne. Entonces se escuchó: “Ahora, tienen cinco minutos para demostrar su odio”. Por supuesto, la música cambió radicalmente, se volvió pesada, incluso metalera.
Composición organizacional, institucional, geográfica y tipo-demográfica de la UNAM
No me había dado cuenta, justo en el centro de la banda, donde en otras situaciones debiera estar el vocalista, había un modelo a escala de la rectoría que brillaba en la oscuridad. Los actores comenzaron a levantar las sillas y, uno a uno, los fueron llamando para ocupar el lugar que les correspondía dentro del campus central de Ciudad Universitaria. Una a una, cada facultad fue tomando su lugar, y cuando el estudiante se colocaban, declaraba en voz muy alta todas las carreras que se impartían en la misma. De las facultades pasaron a los institutos, las direcciones y los edificios administrativos. Se enunciaron todos los elementos que las conformaban, y en esto se tardaron un buen rato que quedó muy bien ambientado por la música y el dinamismo de los actores. Una vez terminaron, se proyectó sobre la pared la cantidad de alumnos, de cubículos, de institutos, facultades y otros datos que conformaban la Universidad.
Después, tal y como se había anunciado en el preámbulo, se procedió a explicar la composición tipo-demográfica de la UNAM: se hizo una analogía de las castas coloniales en la Nueva España, comparándolas con las castas actuales en la Universidad. Para esto, primero se repasó por completo los resultados de las uniones hombre español – mujer indígena, mulato – esclavo, indígena – saltapatrás, etc. Al frente del escenario, cada actor personificaba muy brevemente cada papel. Se veían: el hombre, la mujer y el resultado de la cruza. Iban y venían corriendo para ocupar sus lugares. Después se explicaron las castas en la UNAM y los resultados de las cruzas entre alumno – administrativo, profesor – director, porro – melavivoenlasislas, rector – Seguridad UNAM, entre muchas, muchas otras.
Los lugares buenos para comer, y los no tan buenos
A todos los lugares que mencionaron les encontraron un pro y un pero. La dinámica era la siguiente: uno a uno, tal y como en las facultades e institutos, los estudiantes eran llamados simbolizando un establecimiento de comida en CU. Hacían una breve descripción de lo que mejor los caracterizaba y mencionaban el “Costo Real”, esto es, lo que en verdad había que pagar (o hacer) para comer ahí. Se mencionaron, por supuesto: Las cafeterías de Filosofía y Arquitectura, el Psicotaco de Psicología, los puestos de comida de Química y Medicina, los tacos de canasta, entre muchos, muchos otros (que ya no recuerdo). Los costos reales de cada lugar eran muy diversos: había, por ejemplo, que tener suficiente dinero para pagar la excesiva cuenta (como en el Azul y Oro), o bien, soportar la tierrita de los tacos de Psicología, o saber encontrar a los señores de los tacos de canasta.
Movimiento Estudiantil del 68 y Situación de los Jóvenes en el País
Se hizo una narración, apoyada con música y elementos coreográficos de los sucesos que transcurrieron en los seis meses del movimiento estudiantil. Cuando comenzaron con la situación de los jóvenes, se proyectaron sobre la pared diversos datos estadísticos sobre la cantidad de jóvenes que no estudian, que no trabajan, que no llegan a la licenciatura, bachillerato, etc. Mientras tanto, los actores realizaban una coreografía teatral (con música de fondo) representando los jóvenes que trabajan en las manufactureras.
Otros elementos que ya no recuerdo bien pero que son igual de importantes
Igualmente, a manera de discurso coral y coreografía teatral, se mencionan las cuestiones que impiden que la UNAM se desarrolle como debería, y se exponen las distintas excusas que los jóvenes dan sólo por el hecho de ser jóvenes y que impiden su desarrollo, y el de la sociedad.
Pasando a otra temática, se hace mención de los Consejos a los Políticos para gobernar bien y se hace una representación a manera de video de Britney Spears (así lo anunciaron en el preámbulo) de la historia de la fundación de la Universidad.
Lo que no me gustó de la obra
Que hubo sabotaje por parte de los técnicos: en repetidas ocasiones, apagaban el micrófono por el cual hablaban algunos actores al enunciar elementos del discurso. Se veía que era intencionado porque sucedía solamente con ciertos actores, y la cuestión era, que el conjunto llegaba a comerse a los actores en algunas ocasiones.
Lo que me gustó de la obra
Que es muy divertida, y más al ser universitario, y que tiene un fundamento crítico muy importante. Estás completamente situado en contexto con las situaciones que se plantean en el argumento. Te tocan las estadísticas, las castas y las excusas que damos los jóvenes.
La obra es como un tour por CU, un tour audiovisual lleno de dinamismos y música. Tengo entendido, que además de entretener, el propósito fundamental de los realizadores era fundamentar el sentido del ser universitario, y hacer una crítica hacia las responsabilidades y obligaciones que tenemos para con la Universidad y la sociedad en general, por formar parte de algo tan grande e importante como la UNAM. La obra queda completamente ad hoc a la celebración de los cien años de la Universidad.
Conclusiones
A pesar del sabotaje técnico y de que, por lo mismo, la música se llegó a comer a los actores, la obra valió la pena completamente. Intenté verla nuevamente (en la última función) pero ahora sí, no alcancé lugar. Incluso formé parte de la muchedumbre que reclamó no se le diera acceso porque se habían colado bastantes que no estaban formados y que tampoco habían alcanzado ficha, con el mismo derecho, por lo tanto, de entrar como nosotros. Fue tal nuestra insistencia que resolvimos proporcionar nuestro nombre completo y correo electrónico para que se nos avisara e invitase personalmente si se hacía una nueva función fuera de temporada. Sólo me resta decir, para finalizar, que sería feliz participando en proyectos así.