lunes, 20 de septiembre de 2010

Reseña de Emergencia: Hasta que la risa no se pare

El día de hoy, mi amigo Daniel me invitó a una puesta en escena titulada Hasta que la risa no se pare, dirigida por Carlos Ignacio, en el Teatro Juventud. Realmente, el recinto es vasto. Tanto en el área de butacas como en el escenario. Con la mitad del mismo basta y sobra para montar una de las obras del Club de Teatro de la Facultad de Psicología. Los presentadores tardaron bastante en dar las llamadas, hay gente de todas las edades, mayoritariamente vecinos de la zona que llenan por completo el teatro. Cuando se abre el telón, caigo en cuenta del nivel de producción que trae la obra tras de sí: escenografía elaborada, micrófonos ambientales (normalmente criticaría el hecho de que el actor no pudiera bastarse de su voz, pero el auditorio es enorme y vociferar le quitaría el toque), y –aquí entramos en peros– un elenco compuesto por actrices edecanes y actores carismáticos. No malos, pero decir que son de televisa confirma mis sospechas con respecto al dinero que está invertido. Incluso, para telonear, se escucha un corrido compuesto para la obra misma. A juzgar por estos aspectos, la obra promete. Y cumple, al menos, al público presente. Encontramos todos los elementos característicos de los sketches del 2 o del 9: chistes de doble sentido, albures, juegos de palabras y varias referencias locales que sólo los mexicanos entendemos. Brevemente, la historia se resume en la aventura en que se meten dos hombres casados –uno, el típico galán infiel, y el otro, el típico mojigato inocente– cuando sus esposas salen de viaje y ellos deciden contratar a dos sexoservidoras para divertirse. El conflicto surge cuando las esposas regresan prematuramente y se dan cuenta de las intenciones de los maridos, por lo cual, deciden disfrazarse de las trabajadoras sociales y entre vengarse, entre divertirse con ellos. Tenía mucho que no iba a una comedia en forma. El estilo de actuación es inconfundible: los actores se dirigen constantemente al público, divirtiéndolo, actuando con él. La mayor parte de los chistes son contados en posición abierta (de frente) para que todos los veamos. Sin embargo, desde un punto de vista exigente (mas no experto), el discurso es un poco bobo, rayando en lo simple. Lo mejor de todo no es en sí la trama, sino la cantidad de salvadas e improvisaciones que se echan los actores y actrices para satisfacer, no al público, sino a ellos mismos, que se la están pasando genial allá arriba. El público está complacido cuando la puesta en escena termina. , y todos aplauden. Para los no muy exigentes a la hora de reír, fue un buen rato.

2 comentarios:

  1. No me llamo mucho la atención, aunque supongo q si la veo, al menos una risa me debe sacar.
    Trate de pensar en los chistes del 2 y del 9, siento que siempre es lo mismo, doble sentido y esta bn a todos nos hace reir pero ya no es suficiente, se me antojaria una comedia nueva, fresca en la q si puede haber albur pero no solo eso.

    Pero bueno es televisa....

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  2. Me imagino que tu experiencia fue entretenida... no la mejor, pero tu reseña no da señales de descontento.
    Por lo que cuentas, pienso que no es nada que no haya visto en la televisión, la simplesa que nos hace reir...

    POr cierto, me llama la atneción tu comentario sobre las salvadas e improvisaciones de los actores, supongo que eso da un punto a favor de la obra y la verdad me es difícíl imaginar que lo hacen más por ellos que por el bien de la obra.
    Si como actor haces bien y con gusto tu trabajo complace al público (es lo que tu reseña me hace pensar).

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